Nuestro mundo moderno está inundado de luz artificial. Iluminamos excesivamente nuestros hogares y lugares de trabajo, nuestros caminos están iluminados con luz y bordeados de señales brillantes, y ahora las pantallas resplandecientes de nuestros dispositivos móviles nos siguen dondequiera que vamos. El desarrollo de la luz artificial nos ha permitido trabajar más horas y dormir hasta más tarde, y hace posible nuestra cultura de entretenimiento las 24 horas.

Estudios recientes le han quitado el brillo a nuestro enfoque tradicional de la iluminación. Varios estudios han llegado a demostrar que las ondas de luz azul emitidas por la mayoría de los dispositivos y bombillas pueden presentar un riesgo para nuestra salud. Para responder a este problema, exploramos la nueva gama de soluciones innovadoras que han surgido para protegernos contra la luz azul dañina con el objeto de mejorar nuestra salud y aumentar nuestra productividad.

El color de la luz

 

La luz está constituida por partículas electromagnéticas que se desplazan en ondas; dichas ondas son de longitud e intensidad variables.

El ojo humano solamente es sensible a una parte limitada del espectro, lo que denominamos luz visible y vemos como color. Cuando la luz visible tiene ondas más largas y por lo tanto, menos energía, a vemos de color amarillo, naranja o rojo.

Mientras que, los colores de las ondas más cortas, como el violeta, índigo y azul, se encuentran en el otro extremo del espectro visible. Las ondas visibles de mayor energía de la luz del sol chocan con más frecuencia con las moléculas de aire atmosférico, y es por ello que vemos el cielo de color azul.

La luz y el ritmo circadiano

 

En el transcurso de millones de años de evolución, el cuerpo humano se ha ido sintonizando con los ritmos del sol. La luz del sol matutino, rica en ondas azules, inhibe la liberación de la hormona del sueño, la melatonina. También dispara la producción de hormonas como la cortisona y la grelina, que abren nuestro apetito y nos mantienen alerta.

Por el otro lado, los tonos rojos del sol poniente, o la creciente ausencia de luz azul, invierten el proceso y preparan el organismo para el sueño durante la oscuridad de la noche.

Este reloj interno de 24 horas se denomina ritmo circadiano, pero solemos llamarlo reloj corporal. Además de controlar la liberación de ciertas hormonas, los científicos han descubierto que también afecta los sistemas fundamentales del cuerpo, como la digestión, la presión sanguínea, la regulación de la temperatura y el metabolismo.

Estamos rodeados por luz azul

 

Estamos rodeados por luz azul.  Ésta ocurre naturalmente en la luz del sol, y su porcentaje de la luz visible se va reduciendo al avanzar la tarde.

No obstante, con la luz artificial, las ondas azules no se reducen sino que continúan iluminando el entorno humano mucho tiempo después de la puesta del sol. Cuando los fotoreceptores sienten las ondas azules artificiales, el sistema circadiano se ve engañado y piensa que es el mediodía.

Si bien la luz artificial ubícuita nos permite trabajar y divertirnos cuando lo deseamos, puede resultar difícil evitarla cuando no la queremos. Éste es especialmente el caso en los entornos profesionales.

La iluminación del lugar de trabajo

 

Con frecuencia cada vez mayor los lugares de trabajo como oficinas, fábricas, plantas y laboratorios iluminan sus espacios con diodos emisores de luz (LED). Para el año 2020, el 45% de la iluminación será LED, según el Boston Consulting Group.

Estas bombillas brillantes, eficientes y de alta energía facilitan la visión y responden a los problemas de consumo energético. No obstante, al inundar los lugares de trabajo con ondas de luz LED azul de alta energía podemos estar creando problemas de salud para los empleados y problemas de productividad para los patrones.

¿Qué pasa con nuestra salud?

 

La luz azul puede afectar nuestra salud más de lo que la mayoría de la gente cree. Estudios recientes sugieren que el extremo azul del espectro de luz también puede contribuir al daño retiniano y posiblemente conducir a DMAE (degeneración macular relacionada con la edad). La retina puede ser dañada por la radiación visible de alta energía de luz azul/violeta que penetra el pigmento macular que se encuentra en el ojo. Según un estudio del Instituto Ocular Schepens, una baja densidad de pigmento macular puede representar un factor de riesgo para la DMAE al permitir un mayor daño por luz azul. La luz de alta intensidad puede tener un impacto perjudicial en nuestros ojos, mente y cuerpo. Es esencial ser consciente de los riesgos para poder protegerse.

 

La mayoría de los estudios de los efectos de la luz azul se han centrado en los mecanismos que dañan los fotoreceptores después de sólo una breve exposición a luz de alta intensidad. Otros estudios aseveran que la exposición subumbral a la luz azul también puede inducir daño en los fotoreceptores. Varios expertos han propuesto que la cantidad total de luz azul que recibimos durante la vida puede ser un factor significativo en el desarrollo de la degeneración macular senil.

Varios estudios han demostrado que la exposición a la luz de largos de onda o intensidad específicos puede inducir daños graves en la retina, lo que puede afectar la visión. El daño fotoquímico a los ojos ocurre cuando éstos se ven expuestos a luz de alta intensidad en la región más azul del espectro visible (390–600 nm).

“Actualmente, la opinión es que existen dos tipos distintivos de daño fotoquímico,” escriben Tosini et al. en un documento de 2016 sobre la luz azul y la fisiología ocular. “El primer tipo de daño está relacionado con la exposición breve pero intensa a la luz, y el segundo está relacionado con la exposición más prolongada pero menos intensa a la luz.” Ambos tienen consecuencias para la visión y otros sistemas del organismo.

 

“ACTUALMENTE, LA OPINIÓN ES QUE EXISTEN DOS TIPOS DISTINTIVOS DE DAÑO FOTOQUÍMICO ”

Los verificadores “constantes” de la pantalla

 

Un estudio realizado por la American Psychological Association (APA) informa que el 86% de los adultos de EE.UU. dicen que verifican “constantemente o frecuentemente” sus correos electrónicos, mensajes de texto y cuentas de medios sociales. Estos “verificadores constantes” como los llama la APA, tienen niveles de estrés más elevados que las personas que no tienen una interacción tan frecuente con la tecnología.

En una escala del 1 al 10 en la que el 1 es “poco o ningún estrés” y el 10 es “mucho estrés,” el promedio señaló niveles generales de estrés de 5,3 para los verificadores constantes. En el caso de los que no verifican constantemente, el promedio de nivel de estrés señalado es de 4,4. El daño causado por la luz es una causa fundamental de este estrés y de los efectos inducidos para la salud.

La exposición a la luz azul por la noche afecta la calidad del sueño, y la exposición regular puede causar trastornos del sueño. “Las sociedades modernas afrontan hoy desafíos para lograr un sueño adecuado, y padecen múltiples perturbaciones del sueño", dijo la Dra. Ana C. Krieger en un número del Sleep Journal.

El sesenta y dos por ciento de los adultos de EE.UU. mencionan problemas de sueño regulares, unas noches por semana, y poco más del 12% padece un trastorno crónico del sueño, según el Statistics Brain Research Institute.

Los resultados preliminares indican que la exposición nocturna a la luz de LED con un contenido menor de luz azul minimiza la perturbación circadiana," dijo el Dr. Martin Moore-Ede, antiguo profesor de Harvard y autor principal del estudio.  “También parecería prevenir el aumento de apetito y la resistencia insulínica registrados en los mismos sujetos expuestos a luces LED convencionales por la noche," añadió.

"LAS SOCIEDADES MODERNAS AFRONTAN HOY DESAFÍOS PARA LOGRAR UN SUEÑO ADECUADO, Y PADECEN MÚLTIPLES PERTURBACIONES DEL SUEÑO

El turno nocturno

 

“Si el organismo está despierto de noche se reduce su capacidad para reparar y eliminar el daño oxidativo del ADN,” señaló la Dra. Parveen Bhatti del Fred Hutchinson Cancer Research Center de Seattle. “Con el tiempo, esta acumulación probablemente aumente el riesgo de cáncer en múltiples órganos, como se ha observado en los trabajadores de turno,” añadió.

La exposición a la luz por la tarde y por la noche aumenta el riesgo de diabetes en un 37% de hombres, según "Shift work and diabetes mellitus" por Gan Y et al. de la Universidad Huazhong de Ciencias y Tecnología. Otro estudio de trabajadores del turno nocturno vinculó los efectos de las luces LED convencionales de noche con el riesgo de resistencia insulínica y diabetes.

Titulado "Taking the Obesity and Diabetes Risk out of Light at Night" el documento destaca que es posible evitar los riesgos simplemente al eliminar las ondas azules bioactivas de la luz LED blanca.

Protéjase contra la luz azul

 

Tomar precauciones para mantener sus ojos a salvo de la luz azul tiene múltiples beneficios en nuestra vida diaria. De hecho, el 72.6% de los adultos estadounidenses recientemente reportaron que no sabían que los lentes se pueden usar para proteger los ojos de los efectos a corto y largo plazo del cansancio ocular digital. Afortunadamente, hay muchas maneras de protegerse de la luz azul que son altamente efectivas con poco esfuerzo.

La iluminación LED con un contenido menor de luz azul

 

La manipulación del color emitido por las luces LED es una de la serie de opciones que han surgido para proteger a la población contra los peligros de la exposición a la luz azul.

Es posible programar los sistemas de iluminación con un contenido menor de luz azul y adaptar el color de modo que se imiten los patrones naturales del sol en espacios interiores. La luz más azul se emite por la mañana, y luego paulatinamente se va tornando más roja al avanzar el día.

Esta luz del sol artificial mantiene a los profesionales sintonizados con los ritmos de la naturaleza, y reduce así al máximo el impacto perjudicial de la exposición excesiva a la luz azul.

Los filtros de luz azul para las pantallas

 

Los filtros de luz azul de los teléfonos celulares, pantallas de computadoras y otros dispositivos también se están haciendo más comunes. Las funciones incorporadas, como Night Shift de Apple y Night Mode de Android, limitan los espectros azules de la luz emitida por el dispositivo por la noche, para reducir la exposición a la luz azul en las horas antes del sueño.

Es aún mejor evitar totalmente las pantallas de las actividades nocturnas, pero esto no siempre es posible debido a las exigencias del trabajo y a la cultura del entretenimiento.

La regla de 20/20/20

 

En una postura más práctica, la Dra. Beth Lennox, doctora en optometría de Cambridge Eye Care en Ontario, Canadá, promueve la regla de 20-20-20. Cada 20 minutos, tome una pausa de 20 segundos y enfoque la vista en algo que se encuentre por lo menos a 20 pies de distancia. “Esta simple regla les da a sus ojos una pausa muy necesaria y reduce el cansancio ocular y otras presiones oculares relacionadas con las computadoras,” explica Lennox.

 

Estas soluciones se concentran en el control de nuestro entorno y conducta, con el objeto de limitar nuestra exposición a la luz azul; no obstante, esto no siempre es posible o aconsejable. Los profesionales pueden verse forzados a incorporarse en situaciones de mucha luz azul durante el día o de noche, para realizar su trabajo.

Sea frente a pantallas sin filtros o en espacios bien iluminados, dicha exposición puede acarrear efectos perjudiciales para la salud de esos trabajadores. Mientras el avance de la reglamentación no alcance el progreso de los conocimientos científicos sobre la luz y el sueño, estos profesionales tendrán que buscar una solución que funcione en cada entorno iluminado artificialmente.

 

Las gafas que bloquean la luz azul

 

Las gafas que bloquean la luz azul actúan a modo de filtro personal de la luz azul; pueden proteger al usuario en cualquier momento y dondequiera que vaya. En general, estas gafas bloquean el 99% de la luz de ondas de menos de 480 nm, lo que incluye la amplia mayoría de la luz azul eventualmente dañina. 

Un estudio de la luz azul realizado por investigadores de la Universidad de Toronto puso a prueba esta teoría. El estudio comparó los niveles de melatonina de las personas expuestas a luz interior fuerte, que llevaban gafas que bloqueaban la luz azul, con los de personas que no llevaban las gafas y estaban expuestas a luz regular tenue. Cuando ambos grupos mostraron niveles similares de melatonina, se reforzó la hipótesis de que la luz azul es un vigoroso supresor del sueño y que las gafas que bloquean la luz azul ofrecen protección viable.

Varios autores han investigado la cantidad de luz azul que recibe una persona durante toda su vida. Proponen que ésta puede ser un factor importante en el desarrollo de la degeneración macular senil. Según un documento de 2016 por Tosini et al., “el uso de lentes (intraoculares y extraoculares) que bloquean la luz azul puede ofrecer cierta protección contra el desarrollo de la degeneración macular senil.”

LA ÚLTIMA PALABRA

 

El creciente corpus científico ha expresado claramente que la exposición a la luz azul artificial lleva a una serie de consecuencias graves para la salud. Éste es especialmente el caso de los profesionales que trabajan en entornos bien iluminados y de aquellos que pasan largas horas frente a la pantalla.

Afortunadamente, con el aumento de los conocimientos científicos sobre el daño causado por la luz, ha venido también una capacidad mayor para protegernos. Hoy es esencial asegurarse de que la población conozca los peligros de la luz azul y que tenga acceso a medidas de protección.

DESCUBRA NUESTROS MODELOS DISPONIBLES CON B-ZEN, EL TRATAMIENTO DE ANTI-LUZ AZUL DE BOLLÉ SAFETY

NUESTRA GAMA DE LUZ AZUL